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Mostrando entradas de agosto, 2018

Trampa para el dios puma

Colgando de un árbol, en el campo donde pastaban las tropillas de caballos, habíamos dejado una carnada. El festín del león. Mi abuelo quería agarrarlo mientras intentaba desgarrarla. Bajo la lluvia a veces me tocaba ir solo, arriba del Flecha hasta la trampa. ¿Qué haría yo si me encontraba con el puma?. Sus ojos, los míos. Frente a frente. Nunca me lo explicó. A veces llevaba un rifle. A veces un cuchillo, pero yo sabía que pelear a cuchillo limpio con un puma era imposible. De un manotazo mi abuelo había visto cómo partía en dos a sus mejores perros. Un puma siempre es un león. Su cuerpo plástico, su fuerza indómita, su carácter misterioso como un brujo. Nadie puede dominar la mente de un león. No es como en las películas. Los cuchillos no lo atraviesan. Las balas no lo alcanzan. Cinco perros. Ocho perros grandes pueden rodearlo pero tres morirán antes de que otros cinco tiros de 9mm lo derriben. Mi abuelo me contó que ni siquiera muerto puedes confiar. La reacción

Prince y un cigarrillo antes de partir

A mi madre un médico le había dicho que la muerte la esperaba en la próxima estación y había desaparecido. Se esfumó ante mis ojos. No recuerdo los detalles. Nadie me explicó demasiado. Un tumor cerebral. Por entonces no se acostumbraba a "explicarles la situación” a los adolescentes. Partió lejos a presentar batalla. Triunfó pero ya nunca fue la misma. En el quirófano dejó a Dios y recuperó a los ángeles. Me instalé en la casa de mis abuelos. La Julia. El Antuco. Gente de campo. Seres dueños de una pureza y una transparencia que no he visto después. No puedo creer que terminé el secundario. Que estudié. Aprobé materias. Me mantuve en orden. Mi padre andaba por ahí, suelto como un perro callejero. No se resignaba a vivir conmigo. No tenía tiempo, menos ganas. Estaban los viejos. Su paz. Su nada. Su sustancia. Sus pisos limpios como los baños del Paraíso. A las 7, en lugar de desayunar, fumaba un cigarrillo Hilton y me iba al colegio. Escuchaba lo que había que